Cosas que leo #105:

Los árboles, Percival Everett

«Dentro, Dill se había enterado de quiénes eran los dos hombres negros y parecía dispuesto a ayudar. No daba la impreasión de que le importara para bien ni para mal que fueran negros o el MBI. Por encima de todo, parecía encantado de poder hablar con alguien que no fuera de Money.
—El cabrón es un puto fantasma —dijo Dill—. Y no hay más. Es un puto fantasma.
—¿Por qué lo dices? —le preguntó Ed.
Dill lo miró con cara de incredulidad y luego juzgó la pregunta indigna de responderla.
Jim señaló el pasillo con la mano abierta.
—¿Para qué iba a necesitar abrir la puerta un fantasma?
—¿Es usted experto en fantasmas? —preguntó Dill.
—No, en eso llevas razón —dijo Jim.
—¿Tú también has hecho un primer ciclo? —preguntó Ed.
—Tres años en Auburn. Jethro se creer que un primer ciclo es una carrera. Joder, hay gente que cree que Auburn es una universidad. Sólo volví a este pueblucho de mierda dejado de la mano de Dios por mi madre.
—¿Está enferma? —preguntó Ed.
—Está gorda. Demasiado gorda. Y le pasa factura —Dill miró la cintura de Ed.
Ed Carraspeó.
—¿Has visto algún fantasma? —le preguntó Jim, para cambiar un poco de tema—. En la vida real, quiero decir.
—Sí, ayer y hoy.
—¿Y antes?
—No.
—¿Quién descubrió que había desaparecido el cuerpo? —preguntó Ed.
—Fondle —dijo Dill.
—¿Qué piensas de Fondle? —preguntó Jim.
Dill miró por encima del hombro para ver si lo podía oír alguien.
—Más loco que un saco de ratas.
—Qué poético.
—Estudié escritura creativa en Auburn. Poesía. Siempre quise ser un poeta beatnik. Me equivoqué de generación. Y ahora meto a gente muerta en cajones. Supongo que en el fondo es todo lo mismo.
Ed y Jim intercambiaron una mirada.
—Gracias, Dill —dijo Ed.
Dill los dejó en el pasillo.
—Vale, se acbó el bagre para mí —dijo Ed.
—Aquí no hay nad que ver —dijo Jim.»

Nº de páginas: 360

Editorial: DE CONATUS

Traducción: JAVIER CALVO

Idioma: CASTELLANO

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