«Mi madre murió dos veces. La primera, cuando salió de Cuba. De esa muerte consiguió resucitar, más o menos. Pero luego acechó la segunda, la de verdad, y, cómo no, también tuvo que ver con Cuba. Como todo lo que sucedía en mi familia. Siempre Cuba. La hermosísima Cuba perdida. La isla protagonista de nuestras vidas desde tiempos inmemoriales y que yo visualizaba como un cocodrilo náufrago en el mar Caribe, a la deriva y sin nadie que pudiera ayudarle, aún teniendo un millón de amigos dispersos por el mundo. Así se resumía en casa la problemática de exilio cubano, con la canción aquella de Roberto Carlos que venía a decir que cuantos más amigos tuvieras, más fuerte podías cantar…»
Así arranca esta maravilla de Silvia Herreros de Tejada. Se bebe como un mojito y duele como un dolor.
Nº de páginas: 352
Editorial: ESPASA
Idioma: CASTELLANO