Cosas que leo #104:

    Algunos días, Acoidán Méndez

    «Nos reímos. Nada más comenzar a conducir, mi padre me pregunta si me enteré de la noticia. Aunque allá hay otra prensa, claro, razona en voz alta. ¿Qué noticia?, le pregunto. Un viejo de Balos que mató a un muchacho de un escopetazo. ¿En serio? Sí, por lo visto lo andaban molestando y… La gente está fatal, le digo. Ese tenía un cable pelao, no mató a otro de milagro.

    Los temas asaltan conversaciones como navajazos, se habla con la misma franqueza de un cáncer que de un recién nacido. Tras escuchar a mi padre, nos quedamos mirando por la ventana.Entre invernaderos, llanuras de tierra, tabaibas secas y polígonos industriales me pregunto cuántos escritores y escritoras tuvieron que huir de aquí. Habría sido bonito leerlos, pienso. Tal vez, de haber sabido cómo era crecer entre ahulagas, sol y mar, me habría quedado. O tal vez no…»

    Me hace mucha ilusión tener entre las manos el ejemplar de “Algunos días”. Lo compro en cuanto lo publican, pero lo leo un mes más tarde de trago largo. Bebo sus páginas sin urgencia y cuando me quiero dar cuenta se ha terminado. En apariencia no pasa nada, pero sucede todo. Retales de la vida de Telmo; tres meses. Mayo. Junio. Julio. Los días que cuentan un micromomento y que proyectan una existencia. Encuentro, encerrada entre sus páginas, emoción y literatura; silencios y vacíos elocuentes. La novela es un género hambriento y este diario fagocita todo lo que pilla. Lo eleva y lo moldea con su forma. Encaja y sublima un tiempo concreto. Deja huella.

    Siento envida —de la mala— que solo puede ser buena, cuando la detecta el otro; el que se ha convertido en autor y su nombre figura en una cubierta preciosa. Lo ha conseguido.

    Y lo seguirá haciendo hasta que le de la gana.

    Nº de páginas: 165

    Editorial: PLASSON & BARTLEBOOM

    Idioma: CASTELLANO