
«El tapizado de mi silla estaba desteñido por el uso. No era una silla nueva, eso ya lo noté desde el principio, pero hasta aquel momento no me había fijado en la silueta de aquel otro culo que no era el mío y que se había sentado allí durante no sé cuánto tiempo para desempeñar no sé qué tareas. ¿O quizá habrían sido varios culos en las distintas vidas de la silla? Me acerqué a estudiar el asiento, que era azul cobalto por los bordes, azul acero en la zona intermedia y casi celeste por el centro: una gradación con forma de media manzana. ¿Culo de hombre? ¿Culo de mujer? ¿Culo gordo, flaco, joven, viejo? ¿Suma de culos? ¿Culo de funcionario, de interino, de personal eventual?
Si algo tenía claro es que allí no se había sentado ningún jefe de negociado ni ningún asesor. Ellos, en sus despachos, contaban con mejores modelos, como yo ya había tenido ocasión de comprobar. Sillones con respaldos reclinables, cabezal para el cuello, reposabrazos tapizados en piel y ruedas que giraban con suavidad, no como las de mi silla, que siempre se atascaban e iban a trompicones.
Quizás estos jefes de negociado y asesores, antes de llegar a ser lo que eran, también habían pasado por sillas como la mía, dada la gran movilidad de la que tanto hablaban mis compañeros en el desayuno: nombramientos, ceses, ascensos, concursos de traslado.
Mi silla tenía una historia, aunque, bien pensado, era una historia vulgar, de culos que se sentaron en ella antes de ir a sentarse en otros sitios. Ahora yo sentaba el mío y esperaba dibujando manzanas...»
Nº de páginas: 232
Editorial: ANAGRAMA
Idioma: CASTELLANO