Cosas que leo #72:

    El mal hijo, Salvador S. Molina

    «Le oí. Dijo algo. Le escuché hablar. Me tocó la cara con sus yemas resecas. Quiero irme. Eso entendí. Déjame salir. No me dio tiempo a reaccionar. Al momento se le tensó el cuerpo y las costillas se comieron su pecho, retorciendo los dedos en el aire, y las piernas y el cuello, comenzó a gritar, a aullar por un dolor que llevaba dentro y que sólo él conocía. Puede sonar estúpido, pero me asusté mucho y me aparté corriendo, pegué un salto del colchón al pensar que mi padre podía morírseme o algo parecido. Él siguió convulsionando hasta que mi abuela se lanzó sobre él y le agarró de las muñecas. No sé qué hizo, pero funcionó. Tal vez eso pasaba siempre que le iba a ver y mi abuela ya había aprendido a dominarlo. Creo que le susurró cosas al oído. Igual que a los caballos.
    —Vamos a darle su regalo. Vamos a cantarle cumpleaños feliz…»

    “Es bonito… es muy bonito” le digo a Salva por teléfono cuando toco por primera vez el ejemplar de “El mal hijo”. Ya leí el manuscrito hace unos años y seguía pensando en el largo tiempo que han tardado en publicarlo; la verdad no entiendo la necesidad de hacer esperar a los lectores para asomarse a este universo Alhameño que se sucede en la novela. La primera vez que pisé su pueblo, ya lo había visitado a través de los ojos de Salva con esta primera novela que, por favor, espero no sea la última.

    Hay voz. Hay mirada. Hay estilo.

    Lo compruebo con emoción mientras releo la novela… “Qué hijo de puta”, me sale decir cada pocos párrafos… “Qué envidia”, también… pero esto me guardo de decírselo porque quiero que siga siendo mi amigo.

    Hay autenticidad. Hay talento. Y hay, hasta cuando él quiera, un escritor.

    Gracias por querer serlo.

    Nº de páginas: 240

    Editorial: ESPASA

    Idioma: CASTELLANO


    Cosas que leo #70:

    Nada es verdad, Veronica Raimo

    «Dicen que cuando en una familia nace un escritor esa familia está acabada.

    En realidad la familia saldrá adelante sin mayor problema, como siempre ha ocurrido desde la noche de los tiempos, mientras que quien acabará mal parado será el escritor en su desesperado intento de matar a madres, padres y hermanos, solo para volvérselos a encontrar inexorablemente vivos…»

    Nº de páginas: 216

    Editorial: LIBROS DEL ASTEROIDE

    Traducción: CARLOS GUMPERT

    Idioma: CASTELLANO


    Cosas que leo #65:

    Crimen y castigo, Fiódor M. Dostoievski

    «—¿Qué le parece a ustedes? —exclamó Razumijin, alzando todavía más la voz—- ¿Se imaginan que yo me pongo así porque ellos mienten? ¡Disparate! ¡A mí me gusta que mientan! La mentira es el único privilegio del hombre sobre todos los demás organismos. Mientes…, ¡pues ya alcanzarás la verdad! Porque soy hombre es precisamente por lo que miento. Ni una sola verdad podrías alcanzar si antes no mintieses catorce veces, y hasta ciento catorce veces, lo cual representa un honor sui géneris. ¡Solo que nosotros ni siquiera sabemos mentir con talento! Tú me mientes a mí, pero miénteme por ti mismo, y yo voy y te abrazo. Mentir con gracia, de un modo personal, es casi mejor que decir la verdad, al estilo ajeno; en el primer caso eres hombre, ¡en el segundo no pasas de ser un papagayo! La verdad no echa a correr pero a la vida se la puede zarandear…»

    Nº de páginas: 768

    Editorial: AUSTRAL

    Traducción: RAFAEL CANSINOS ASSENS

    Idioma: CASTELLANO


    Cosas que leo #64:

    De qué hablo cuando hablo de correr, Haruki Murakami

    Relectura. Como acostumbro a poner en las primeras páginas cuándo arranco con la lectura de los libros, este lo leí hace cinco años durante un viaje de vacaciones a Tenerife. Me ha generado más nostalgia que otra cosa y el ejercicio de revisitarlo se debe a que he leído recientemente «De qué hablo cuando hablo de escribir».

    Muy Interesante y en su momento hice algunas anotaciones curiosas; ¿quién era yo hace tanto tiempo?

    Nº de páginas: 240

    Editorial: TUSQUETS

    Traducción: FRANCISCO BARBERÁN

    Idioma: CASTELLANO


    Cosas que leo #62:

    De qué hablo cuando hablo de escribir, Haruki Murakami

    «Para los escritores mantenerse sin dificultades en el lugar donde deben estar es casi sinónimo de muerte creativa. Los escritores somos como ese tipo de pez que muere ahogado si no nada sin descanso.

    Por eso admiro a los escritores que nadan incansablemente durante mucho tiempo. Tengo una lógica predilección por determinadas obras, pero la esencia de esa admiración reside en que ser capaces de mantenerse activos durante muchos años y ganarse un público fiel se debe a que poseen algo fuera de lo común. Escribir novelas responde a una especie de mandato interior que te impulsa a hacerlo. Es pura perseverancia y resistencia, apoyadas en un prolongado trabajo en solitario. Me atrevo a decir que son cualidades y requisitos fundamentales de todo escritor profesional…»

    Nº de páginas: 304

    Editorial: TUSQUETS

    Traducción: FERNANDO CORDOBÉS / YOKO OGIHARA

    Idioma: CASTELLANO


    Cosas que leo #60:

    Extraños en un tren, Patricia Highsmith

    «Eso era. Había puesto fin a una vida. Más nadie sabía qué era la vida, todo el mundo la defendía, era lo más valioso, pero él había arrebatado una. Aquella noche había tenido noción del peligro, de que le dolían las manos, del temor a que ella hiciese ruido, pero en el instante de sentir que la vida se le escapaba a la víctima, todo lo demás se había borrado y sólo le había quedado la realidad, la misteriosa realidad de lo que estaba haciendo, el misterio y el milagro de poner fin a una vida. La gente hablaba del misterio de nacer, del principio de la vida. ¡Pero eso era muy fácil de explicar! ¡De la unión de dos células embrionarias! Pero ¿y el misterio de poner fin a una vida? ¿Bastaba con apretar el cuello de una chica para que su vida se interrumpiera? Bien mirado, ¿qué era la vida? ¿Qué sintió Miriam después de soltarle la garganta? ¿Dónde estaba? No, él no creía en una vida más allá de la muerte. Ella había dejado de ser, y justamente eso era el milagro. ¡Oh, sí, él podría decir muchas cosas si le entrevistaban los periodistas!»

    Nº de páginas: 360

    Editorial: ANAGRAMA

    Traducción: JORDI BELTRÁN

    Idioma: CASTELLANO


    Cosas que leo #57:

    El extranjero, Albert Camus

    «En ese momento bostecé y el viejo me comunicó que se marchaba. Le dije que podía quedarse y que sentía mucho lo que le había pasado a su perro: me dio las gracias. Me dijo que mamá quería mucho a su perro. Al hablarme de ella la llamaba «su pobre madre». Supuso que debía de sentirme muy desgraciado desde que mamá había muerto y no contesté nada. Me dijo entonces, deprisa y con cara de apuro, que sabía que en el barrio me había ganado mala fama por haber mandado a mi madre al asilo, pero que él me conocía y que sabía que quería mucho a mamá. Contesté, sigo sin saber por qué, que hasta ahora no me había enterado de que tuviera mala fama por eso, pero que el asilo me había parecido lo más natural puesto que no me llegaba el dinero para pagar a alguien que cuidara de mamá. «Por lo demás -añadí-, hacía mucho que no tenía nada que decirme y se aburría sola.» «Sí -me dijo él. y en el asilo por lo menos hace uno amistades.» Luego, se disculpó. Quería dormir. Ahora le había cambiado la vida y no sabía muy bien qué iba a hacer. Por primera vez desde que lo conocía, me tendió la mano con ademán furtivo y noté las escamas de la piel. Sonrió un poco y, antes de irse, me dijo: «Espero que los perros no ladren esta noche. Siempre creo que es el mío…»»

    Nº de páginas: 128

    Editorial: PENGUIN RANDOM HOUSE

    Traducción: MARÍA TERESA GALLEGO URRUTIA y AMAYA GARCÍA GALLEGO

    Idioma: CASTELLANO


    Cosas que leo #56:

    Diarios y cuadernos, Patricia Highsmith

    «4/2/67

    Para el artículo de The Writer.

    Acerca de estar bloqueado, a distintas edades, quizá. Mi caso: una quiere a los 46 o así hacer algo mejor de lo que nunca ha hecho. Una no quiere repetirse. Eso conlleva parálisis temporal, con toda suerte de racionalizaciones. Estoy descansando porque lo necesito. Estoy recuperando fuerzas. Sería una tontería disipar energías. El carácter destructivo de las apariciones públicas y las conferencias. Un triste descubrimiento, puesto que como escribir es una forma de comunicación, a los escritores les encanta comunicar: por lo tanto, ¿por qué no abro la mente y el alma en las conferencias? Bueno, la realidad no es siempre tan estimulante como el satisfactorio ensayo a solas en la bañera. Cualquier indicio de timidez es fatal. Y las entrevistas para televisión. ¿Y las entrevistas más fáciles de lado a lado de la mesa de una cafetería con una cerveza o un café? ¿Qué es lo que hurtan? ¿Es que el escritor se destruye cuando habla tan libre, alegre, felizmente; tan dispuesto a ayudar al entrevistador en su tarea seguramente difícil?

    No lo sé, pero algo se quiebra, se distorsiona, se daña. ¿Un espejo interior de uno mismo? No lo sé. Solo sé que se tarda semanas en recuperarse, como si se hubiera tenido un accidente de coche, sufrido un shock o una conmoción o roto unas costillas. Dylan Thomas quedó destruido por aquel programa tan pasmosamente arduo de conferencias en sus dos viajes a América. Claro, es mucho más sencillo decir que lo destruyeron el alcohol y el tabaco, pues el alcohol fue la causa física inmediata. Pero era un hombre que se sentía incómodo entre mucha gente, o eso dicen quienes lo conocían bien. Bebía para sentirse más cómodo. Pero ni siquiera es así de sencillo. Los escritores y poetas no deberían revelar tanto sobre sí mismos en público, y Thomas lo hacía, por ejemplo, cuando recitaba poemas que había creado en privado. Y cualquier escritor, en una entrevista, revela sus hábitos y métodos de escritura, si los tiene, porque se le preguntan, y desea mostrarse generoso.

    El resultado es tan dañino para su creatividad, su cerebro, como una enfermedad cerebral. En mi opinión, J.D. Salinger hace bien al no conceder entrevistas, al no dar conferencias.»

    Nº de páginas: 1256

    Editorial: ANAGRAMA

    Traducción: EDUARDO IRIARTE GOÑI

    Idioma: CASTELLANO


    Cosas que leo #55:

    Mientras escribo, Stephen King

    Tercera re lectura de esta maravilla y todavía no se me ha pegado nada… En ningún caso es culpa del libro, que es imprescindible.

    Nº de páginas: 320

    Editorial: DEBOLSILLO

    Traducción: JOFRE HOMEDES BEUTNAGEL

    Idioma: CASTELLANO


    Cosas que leo #53:

    Bailaréis sobre mi tumbra, Alba Carballal

    «Sobre una de las mesas de plástico rojo que el tabernero había sacado a la plaza, además de un mantel descolorido, una cadena de cuentas de madera y un cenicero, la Xurela había colocado un transistor. Su antena recogía del salitre las tres cosas que las mujeres mayores más estimaban: las historias de amor por entregas, la información sobre las mareas y el horario de los entierros. El aparato era pequeño y pesado, y su sonido, impreciso como el del Atlántico; pero Asunción no podía calcular cuántas horas de compañía le había regalado en las últimas décadas la onda media. Entre los escombros del ruido blanco —más bien gris—, Aida distinguió una voz de fuego que le cantaba a un querer oxidado…»

    Nº de páginas: 336

    Editorial: SEIX BARRAL

    Idioma: CASTELLANO