Cosas que leo #106:

    Gente normal, Sally Rooney

    «Marianne abre la puerta cuando Connell llama al timbre. Va todavía con el uniforme del instituto, pero se ha quitado el suéter, así que lleva solo la blusa y la falda, sin zapatos, solo las medias.
    Ah, hola, dice él.
    Pasa.
    Marianne da la vuelta y echa a andar por el pasillo. Él cierra la puerta y la sigue. Bajan los escalones que dan a la cocina; la madre de Connell, Lorraine, se está quitando un par de guantes de goma. Marianne se sienta de un brinco en la encimera y coge un tarro abierto de crema de cacao, en el que había dejado clavada una cucharilla.
    Marianne me estaba contando que hoy os han dado los resultados de los exámenes de prueba, dice Lorraine.
    Nos han dado los de lengua, dice él. Vienen por separado. ¿Quieres ir tirando?
    Lorraine dobla los guantes de goma con cuidado y los vuelve a guardar debajo del fregadero. Luego comienza a quitarse horquillas del pelo. A Connell le parece que eso es algo que podría hacer en el coche.
    Y me han dicho que te ha ido muy bien, dice Lorraine.
    El primero de la clase, apunta Marianne.
    Sí, dice Connell. A Marianne también le ha ido bastante bien. ¿Nos vamos ya?
    Lorraine hace un alto en el desanudado del delantal.
    No sabía yo que tuviéramos prisa.»

    Nº de páginas: 256

    Editorial: DEBOLSILLO

    Traducción: INGA PELLISA

    Idioma: CASTELLANO


    Lecturas #13:

    Conversaciones entre amigos, Sally Rooney

    Increíble debut literario.

    Mucha envidia.

    Muchas ganas de leer más cosas de esta chica.

    «Sabía que iban a hacerme un test de embaraz porque sospechaban que había sufrido un aborto espontáneo. Me pregunté si eran los coágulos de tejido los que les habían hecho pensar aquello. Una abrasadora ansiedad se instaló en mi interior ante ese pensamiento, adoptando la dorma que siempre tomaba independientemente del estímulo externo que la desencadenara: primero la conciencia de que iba a morir, luego la de que todos morirían también, y por último la de que el propio universo sucumbiría finalmente a una muerte entrópica, y esta secuencia de pensamientos se expandía de forma tan incesante e inabarcable que no podía contenerla en mi interior. Temblaba, me sudaban las manos y supe que no tardaría en volver a vomitar. Me golpeé la pierna con el puño en un gesto absurdo, como si así pudiera impedir la muerte del universo. Luego busqué el móvil debajo de la almohada y marqué el número de Nick…»

    Nº de páginas: 331

    Editorial: RANDOM HOUSE

    Idioma: CASTELLANO

    Traductor: Ana García Casadesús