Cosas que leo #42:

    Arena, Miguel Ángel Oeste

    «Aunque en la calle el aparato que medía la temperatura marcaba casi cuarenta grados, me asqueaba el café frío. Miré la portada de El País: ‘La situación económica es muy difícil’, decía el encantador de serpientes que presidía el país desde hacía años. Se hablaba de crisis pero también de prosperidad con los juegos olímpicos. Ping-pong. En la foto la imagen de la pena: ‘Nace una leyenda gitana’. Sus últimas palabras: ‘Madrecita, ¿qué es lo que tengo?’ Pena. La pena que ni con las palmas ni con el cante se va. La pena que devora. Ávida. Carnívora. Se adueña y se extiende implacable: metástasis irreversible. En eso consiste la pena: en no poder darle la vuelta. Primero te controla y luego te destruye. ¿En qué fase estoy? ¿Cuánto me queda? Tuve la intención de escribirlo, pero no tenía bolígrafo ni papel y no iba a pedirlos allí. Me propuse memorizarlo para cuando llegara a casa, aunque era consciente de que lo olvidaría. Lo que uno quiere escribir hay que olvidarlo. Apunta lo que no quieras escribir. Lo que te resulte más difícil. Sin máscaras. Lo que te duela, me escupió una vez el Pérez…»

    Nº de páginas: 304

    Editorial: TUSQUETS

    Idioma: CASTELLANO


    Cosas que leo #19:

    Las Leyes de la Frontera , Javier Cercas

    «— Y eso que hubiera podido no hacerlo: en La Montgoda le había devuelto el favor al Zarco y había saldado su deuda con él.
    —Sí, pero estaba Tere.
    —¿Quiere decir que se unió a la basca del Zarco por Tere?
    —Quiero decir que, si no hubiera sido por Tere, lo más probable es que no lo hubiese hecho; aunque hubiera llegado a la conclusión de que ella no era para mí, quería pensar que, mientras estuviésemos cerca, siempre podía voler a pasar lo que había pasado en los lavabos de los recreativos Vilaró; y yo creo que estaba dispuestos a correr el riesgo con tal de mantener alguna posibilidad de que eso volviera a pasar. Dicho esto, usted es escritor y debe saber que, aunque nos tranquiliza mucho encontrar una explicación para lo que hacemos, la verdad es que la mayor parte de lo que hacemos no tiene una sola explicación, suponiendo que tenga alguna.»

    Nº de páginas: 384

    Editorial: LITERATURA RANDOM HOUSE

    Idioma: CASTELLANO


    Cosas que leo #17:

    Rompepistas, Kiko Amat

    «Porque somos los chicos con botas, somos las ratas con botas, duros como clavos, a veces hay que agachar la cabeza para no romperse, y somos los irrompibles, somos la arrogancia original, borrachos y orgullosos, pisando cascos rotos, los culos contra la pared, sin futuro y sin modales, carne de cañón. Cornellà, Santako, L’Hospi, Bellvitge, Castefa, Viladecans, Gavà, Sant Boi, La Cope, feas las esquinas y más dura será la caída, cayendo, cayendo, siempre cayendo, cayendo y riendo, haciendo la conga en la cola del INEM, de aquellos polvos vienen estos lodos, sólo que aquí polvos hemos visto pocos y el lodo nos llega ya hasta el cuello, de cara a la pared pero sin libros en las manos, no nos dio tiempo a querer ser alguien, nadie te cuenta nunca cómo se sale de aquí, ¿Hay alguna manera de salir de aquí?, primero deletrea u-n-i-v-e-r-s-i-d-a-d si tienes huevos, oportunidades para estudiar una carrera es lo que no te van a dar (cantaban los Clash), esto es Todos Contra Todos pero nosotros estamos juntos, es lo único que tenemos…»

    Nº de páginas: 320

    Editorial: ANAGRAMA

    Idioma: CASTELLANO


    Cosas que leo #16:

    Stop-Time, Frank Conroy

    «Por una vez me alegró estar tan flaco. Primero metí los brazos y luego la cabeza, de lado, pero tuve que sacarla enseguida porque me di cuenta de que así no iba a conseguir entrar. Respiré hondo varias veces y después pasé la cabeza y luego traté de encajar los hombros, primero uno y luego el otro. Me eché a reír cuando vi que de esa forma sí que podía colarme, y sentí que había hecho un descubrimiento esencial sobre mis movimientos corporales al notar el cambio repentino de sensaciones desde el impulso que logró introducir la parte delantera de mi cuerpo hasta el tirón que intentaba meter la de atrás. Ahora tenía los brazos libres y me había quedado colgado por la cintura, cabeza abajo, dentro de la habitación. Mis piernas, al otro lado de la puerta, se elevaron desde el respaldo de la silla. Sin dejar de reírme, retorcí el resto del cuerpo hasta que logré colarme del todo y caí de cabeza al suelo. Casi no noté el dolor. (No fue mucho peor que,  quince años más tarde, el mordisco de una mujer en el brazo.) Fui pavoneándome hasta el armario, abría la puerta y sonreí al ver el dinero. Cogí setenta centavos seleccionando muy bien las monedas, cerré el armario y el montante, salí por la puerta y me fui al cine…»

    Nº de páginas: 424

    Editorial: LIBROS DEL ASTEROIDE

    Idioma: CASTELLANO

    Traductor: Eduardo Jordá

    Prólogo: Rodrigo Fresán


    Cosas que leo #15:

    Héroes, Ray Loriga

    «Bebíamos cerveza y conducíamos camino de la costa. Él tenía veinte años y yo diecisiete. Le había robado a su padre un Mercedes del 65. Era un coche precioso, plateado como el lomo de una carpa, con alerones traseros y salpicadero de caoba. En el colegio armaron un gran escándalo. Dijeron que pensábamos matar a alguien. Lo cierto es que llevábamos una escopeta de dos cañones y veinte o treinta cartuchos. Él conducía todo el tiempo. Decía: Todo se muere tarde o temprano. Yo le iba pasando las cervezas. Decía: Éste es un buen coche, no podrán agarrarnos con un coche como éste. Cuando paramos en una gasolinera, el tío que ponía gasolina le dijo: ¿No eres muy joven para un coche tan bueno?, y él le contestó: ¿No eres demasiado viejo para un trabajo tan malo?

    Compramos más cerveza y seguimos hasta el mar. Él me dijo: Todas las carreteras llevan a un sitio mejor, y yo me lo creí.

    Cuando llegamos al mar, dejamos el coche y nos fuimos a ver las olas. Era de noche y hacía bastante frío. Estábamos vestidos pero nos metimos en el agua. Teníamos tantas latas vacías en el coche que podíamos haber hecho un dique con ellas, pero preferimos meternos en el mar y dejar que las cosas siguieran su curso. Cuando salimos del agua me dijo: Se acabó. Ahora tengo que volver. Mañana por la mañana estaré otra vez en la ciudad.

    Yo pensé que habría algo más pero no sabía qué coño quería. Subimos de nuevo al coche y fuimos del tirón hasta la misma gasolinera. El tío que ponía gasolina le dijo: Sabía que volverías enseguida, y él respondió: Yo sabía que seguirías aquí. Compramos más cerveza y comenzamos el camino de vuelta a casa. Creo que nunca he vuelto a subirme en un Mercedes, al menos nunca he subido en uno tan bonito. Cuando llegamos a la ciudad ya estaba amaneciendo. Él sacó la escopeta por la ventana y disparó una sola vez con una sola mano. Nunca supe si le habíamos dado a algo.

    Me dejó cerca de casa. Parecía contento. Antes de marcharse me dijo: Amigo, reza por algo que te libre de esta mierda.»

    Nº de páginas: 173

    Editorial: PLAZA & JANÉS

    Idioma: CASTELLANO

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    Cosas que leo #14:

    El marino que perdió la gracia del mar, Yukio Mishima

    Regalo de un amigo. He disfrutado cada línea. Tiene mucho de enigma e incertidumbre. No había leído nada de Mishima, pero tengo claro que no será lo último. La mezcla de novela corta y lectura en patio andaluz, habrá sido una de las claves para devorarlo y disfrutarlo. Muy recomendable.

    Nº de páginas: 208

    Editorial: ALIANZA

    Idioma: CASTELLANO

    Traductor: Jesús Zulaika Goikoetxea