Cosas que leo #98:

    La ciudad y los perros, Mario Vargas Llosa

    «—Cuatro —dijo el Jaguar.
    Los rostros se suavirazon en el resplandor valicalnte que el globo de luz difundía por el recinto, a través de escasas partículas limpias de vidrio: el peligro habñia desaparecido para todos, salvo para Porfirio Cava. Los dados estaban quietos, marcaban tres y uno, su blancura contrastaba con el suelo sucio.
    —Cuatro —repitió el Jaguar—. ¿Quién?
    —Yo —murmuró Cava—. Dije cuatro.
    —Apúrate —replicó el Jaguar—. Ya sabes, el segundo a la izquierda.
    Cava sintió frío. Los baños estaban al fondo de las cuadras, separados de ellas por una delgada puerta de madera, y no tenían ventanas, En años anteriores, el invierno solo llegaba al dormitorio de los cadetes, colándose por los vidrios rotos y las rendijas; pero este año era agresivo y casi ningún rincón del colegio se libraba del viento, que, en las noches, conseguía penetrar hasta los baños, disipar la hediondez acumulada durante el día y destruir su atmósfera tibia. Pero Cava había nacido y vivido en la sierra, estaba acostumbrado al invierno: era el miedo lo que erizaba su piel.»

    Nº de páginas: 448

    Editorial: DEBOLSILLO

    Idioma: CASTELLANO