Cosas que leo #72:

    El mal hijo, Salvador S. Molina

    «Le oí. Dijo algo. Le escuché hablar. Me tocó la cara con sus yemas resecas. Quiero irme. Eso entendí. Déjame salir. No me dio tiempo a reaccionar. Al momento se le tensó el cuerpo y las costillas se comieron su pecho, retorciendo los dedos en el aire, y las piernas y el cuello, comenzó a gritar, a aullar por un dolor que llevaba dentro y que sólo él conocía. Puede sonar estúpido, pero me asusté mucho y me aparté corriendo, pegué un salto del colchón al pensar que mi padre podía morírseme o algo parecido. Él siguió convulsionando hasta que mi abuela se lanzó sobre él y le agarró de las muñecas. No sé qué hizo, pero funcionó. Tal vez eso pasaba siempre que le iba a ver y mi abuela ya había aprendido a dominarlo. Creo que le susurró cosas al oído. Igual que a los caballos.
    —Vamos a darle su regalo. Vamos a cantarle cumpleaños feliz…»

    “Es bonito… es muy bonito” le digo a Salva por teléfono cuando toco por primera vez el ejemplar de “El mal hijo”. Ya leí el manuscrito hace unos años y seguía pensando en el largo tiempo que han tardado en publicarlo; la verdad no entiendo la necesidad de hacer esperar a los lectores para asomarse a este universo Alhameño que se sucede en la novela. La primera vez que pisé su pueblo, ya lo había visitado a través de los ojos de Salva con esta primera novela que, por favor, espero no sea la última.

    Hay voz. Hay mirada. Hay estilo.

    Lo compruebo con emoción mientras releo la novela… “Qué hijo de puta”, me sale decir cada pocos párrafos… “Qué envidia”, también… pero esto me guardo de decírselo porque quiero que siga siendo mi amigo.

    Hay autenticidad. Hay talento. Y hay, hasta cuando él quiera, un escritor.

    Gracias por querer serlo.

    Nº de páginas: 240

    Editorial: ESPASA

    Idioma: CASTELLANO


    Cosas que leo #31:

    Hamnet, Maggie O’Farrell

    «Se sienta en la silla buena, la que ofrece su madre a las visitas, a las que llegan sigilosamente a la puerta, generalmente de noche, a hablar en susurros de dolores, de exceso de sangre, de falta de sangre, de sueños, de presagios, de achaques, de dificultades, de amores inoportunos, de augurios, de ciclos lunares, de una liebre que se ha cruzado en su camino, de un pájaro que entró en su casa, de un brazo dormido, de otra parte del cuerpo demasiado despierta, de una erupción, una tos o un pinchazo aquí o allí, en el oído, en la pierna, en los pulmones o en el corazón. La madre escucha con la cabeza agachada, asintiendo, chasqueando la lengua. Después coge la mano y, al mismo tiempo, mira hacia arriba, al techo, al aire, con los ojos desenfocados, entrecerrados…»

    Cada página cuenta. Imprescindible.

    Nº de páginas: 350

    Editorial: LIBROS DEL ASTEROIDE

    Traducción: CONCHA CARDEÑOSO

    Idioma: CASTELLANO