«Al despertar, me encontré el gato muerto en la cocina. Casi lo pisé, prque todo me lo desenfocaba aún el sueño. Estaba tieso junto al cagadero, comi si lo hubieran clavado en una brocheta, y en chacado en el jugo de su último pis. Un asco. Le tuve rencor porque supe que haría de llevarlo a alguna parte. Que Paula querría algo más digno que el contendor de la basura, algo así como enterrarlo metido en una caja de zapatos de Manolo Blahnik a la sombra de algún árbol del valle de Lozoya con unas palabras de despedida y, si de ella dependiera, hasta con gaiteros y salvas al aire. Y entonces yo ya no podía cumplir esa mañana con la disciplina de las cuatro horas de escritura que me impongo después de preparar café y antes de afeitarme siquiera y que me hace sentir culpable si la abandono, aunque sea por un solo día y con un gato muerto en la cocina…»
Nº de páginas: 208
Editorial: B DE BOLSILLO
Idioma: CASTELLANO